Por Myriam Mosquera
Semanario LA RAZÓN
www.larazon.net
Caracas, 14.11.2010
El arquitecto Fruto Vivas se opone a la importación de tecnologías de Uruguay, Irán y Bielorrusia, en materia de viviendas.
A sus ochenta y dos años de edad, los sueños aún no culminan. Y es que como arquitecto de trascendencia y versatilidad en sus diseños, no concibe que se construyan viviendas, si no se garantiza la capacidad productiva de sus usuarios. José Fructuoso Vivas, mejor conocido como Fruto, cree que hay que darle un golpe frontal a la pobreza venezolana, con programas de desarrollo de la vivienda productiva. “Morirse de hambre en una casa nueva, también es morirse de hambre”, relata, mientras se entusiasma al decir, que tuvo la suerte de conocer programas productivos de barrios pobres en otras latitudes y acá mismo, en Barquisimeto.
- Hay que facilitar los insumos y crear cooperativas de producción y mercado, para lograr el ingreso directo de las familias y convertirlas en creadoras de riqueza, donde puedan pagar sus propias maquinarias y hacer sus propias viviendas, en un estado planificador que ordene su territorio.
Fruto Vivas, premio nacional de Arquitectura de Venezuela en 1987, profesor honorario de la universidad de Los Andes, Lisandro Alvarado, Santo Domingo, Veracruz y Cuzco, antiguo militante del partido comunista, anda todavía entre un montón de papeles en su oficina iluminada. Aunque arrastra algunas dificultades en su memoria, acarreadas por su edad, según confiesa, sigue contribuyendo de manera significativa en la arquitectura contemporánea. Desde 1955, inicia su carrera de éxitos, Club Táchira en Caracas, Hotel Moruco, en Santo Domingo, Mérida y en 2002, construye el Pabellón de Venezuela para la Exposición Universal de Hannover. Su lema, “la arquitectura es un acto social por excelencia”, sigue vigente.
VIVIENDA PRODUCTIVA
- ¿Hay un drama de la vivienda en Venezuela?
- El problema de la vivienda no existe. Lo que hay es la ausencia de personas con riqueza social, capaces de adquirir una vivienda. El problema de la vivienda en nuestro país, se resuelve si la persona tiene capacidad de pago. Un pobre que no puede pagar su casa, la vende, la alquila, así pasó en el 23 de Enero, cuando se entregaron algunas casas y la gente vendió lo que pudo, hasta las puertas y terminó sin casa, es muy sencillo, porque la gente no tenía con que comer. Si a un pobre se le da un apartamento y no tiene con que comer, no se ha hecho nada. Lo principal entonces, es resolver las condiciones de vida del pueblo, que significa eso productividad. La gente necesita trabajo, productividad, capacitación para optar a una vivienda. Mientras el pueblo no resuelva su supervivencia, no podrá tener acceso a los programas de vivienda y se convertirá en un mendigo del Estado y de las organizaciones privadas.
- ¿Cuáles son las fallas ante la grave crisis de vivienda de este gobierno, con un déficit de más de 2.500, que no se han construido en estos últimos 12 años y se recurre a la expropiación de obras privadas o en construcción?
- Mi crítica siempre es constructiva, que quede claro, pero es que el problema fundamental es el pueblo, no la vivienda, son las condiciones de vida. Si existen estas prioridades como productividad, que es la creación de la riqueza social, para lograr sobrevivir, condiciones de salud y educación para la vida y el trabajo, se pueden resolver los grandes problemas. Si esto no existe, no se tendrá acceso a una vivienda, se tendrá que limitar a los intereses de las organizaciones privadas. Necesitamos una vivienda integral.
- ¿El Estado está en capacidad de ofrecer esto?
- Si el Estado logra orientar el problema a lo central, que es la superación de la pobreza, vamos bien. Cuando uno va a un barrio y es mi experiencia personal de treinta años, le pregunta a la gente si quiere una casa nueva, entonces te dicen, yo quiero una cuota para comprar mi camioncito para vender en el mercado, quieren una beca para sus hijos, todo por encima de una vivienda. Si la gente tiene con que vivir, puede pagar una casa.
- ¿Por qué las soluciones habitacionales no han dado resultados?
- En la década de los ochenta, las Naciones Unidas crearon un programa de búsqueda de personas para superar la pobreza, en ese entonces, aunque yo no estaba metido en ese gobierno, decidí participar porque me llamaron para coordinar este programa. Estuve tres años en eso, vi como las Naciones Unidas tenían listo como solucionar el plan de la vivienda, era necesario lograr dar dobles créditos para la gente, uno para productividad y otro para comprar vivienda. Así no se va a estar preso con ningún gobierno, ni se va a sentir estafado como ahora, lo que sucede con la clase media, que meten sus ahorros en una vivienda con intereses de más. Se hicieron seis modelos extraordinarios de vivienda, pero hasta allí llegó.
- Yo trabajé junto a la que fue vicepresidente de la República, Adina Bastidas, en los años noventa, mucho antes que Chávez llegara al poder, con ella fuimos a los barrios, instauramos los huertos, pero nos dimos cuenta que esa gente tuvo de todo, menos una cosa, la vivienda y pensamos qué pasa, pero la propia gente nos dio la respuesta, queremos una casa, pero no en la porquería del barrio, sino en una urbanización. Nos dimos cuenta que cuando el pobre mejora sus condiciones, mejora todo.
- ¿Por qué no se le dio continuidad a este modelo de programa?
- Porque los gobiernos de turno acabaron con eso. Este plan y sus soluciones se fueron por culpa de los gobiernos. Nosotros organizamos, mujeres humildes para la productividad en un barrio de Barquisimeto, al cabo de seis meses ya tenían hortalizas en el mercado, producían de todo, fue una extraordinaria experiencia. En otro grupo, se montó hasta una fábrica.
- La porquería de la Cuarta República destruyó todo esto y tan simple, como ninguno de los que participamos éramos adecos, no quisieron trabajar más y Naciones Unidas se retiró. Además, las condiciones políticas del momento, no le producían ventajas económicas a ningún gobierno. Las empresas de producción no le iban a dar comisión a ningún gobierno. Los políticos de turno, acometen sus planes de “casas inhumanas” a veces en programas de desarrollo de aparente calidad, donde los pordioseros no califican para adquirir una vivienda, que lógicamente pasa a los extractos superiores, como la clase media emergente. Son trampas politiqueras, que usan a los pobres, como carnadas de su voracidad política, haciendo jugosas ganancias, incentivando la más alta corrupción.
JUGOSOS NEGOCIOS
-¿Usted considera que los terrenos urbanos son jugosos negocios?
- Por supuesto, la ausencia de tierras urbanas, unido a los altísimos costos de los insumos, hacen de la tierra urbana un jugoso negocio. Por eso, muchas de estas soluciones, son almacenes de seres humanos, sin parques, sin productividad, sin posibilidades de hacerse a corto plazo de una vivienda digna. Aquí se revalorizan los terrenos, el sistema económico que vivimos es para la máxima ganancia.
- ¿Es posible acometer programas de viviendas que reivindiquen al ser humano?
- Las tecnologías avanzadas, la ecología, la calidad de vida, pasan a un segundo plano, los problemas son políticos y le toca al propio pueblo elegir su destino. En consecuencia ¿De qué vivienda hablamos? ¿De las viviendas de los señores dueños de las tierras urbanas, del dinero, que hacen grandes mansiones que llenan las revistas de arquitectura? ¿De las viviendas de la clase media empobrecida, hipotecadas por años, hacinadas en rascacielos inhumanos, esperando terremotos, incendios, en trampas de muerte de lujosa apariencia? ¿O viviendas para los millones de desamparados que conforman la triste realidad de nuestras ciudades sitiadas de campesinos sin tierra que les negaron una reforma agraria, que su problema es sobrevivir a esta horrenda miseria?
- El problema es más complejo que ofrecer casas como simples objetos y no ofrecer viviendas donde se respete la dignidad humana. El pueblo tendrá capacidad endógena para asumir su rol creador de su espacio habitable, unido a su dignidad, a su independencia, corriendo tras un fantasma, la alegría de vivir.
PARTICIPACIÓN DE LAS COMUNIDADES
- ¿Hay soluciones para tener vivienda en este país?
- Claro que hay soluciones, yo me construí mi casa en Barquisimeto, con doce kilogramos, no pesa nada, está hecha de papel. La gente debe hacer sus propias casas. Pero, jamás, nunca se deben hacer programas a espaldas del pueblo. Las transformaciones de los barrios deberán hacerse con la participación de las comunidades.
- ¿Está de acuerdo que traiga este gobierno otras tecnologías foráneas para hacer viviendas?
- ¿Es que yo no existo? ¿Por qué van a traer esas tecnologías de Uruguay, Irán, Bielorrusia?
- ¿Es posible integrar la vida del hombre a la naturaleza?
- Claro que es posible. La ciudad es su gente. Hay que rescatar el oxigeno de la ciudad, todo ha sido sustituido por altas torres, quedando la ciudad asfixiada por el monóxido de carbono de los automóviles, se ha ido desapareciendo el espacio urbano de los pájaros y las mariposas, que llenaron de música y color la vieja ciudad. La ciudad que queremos es ahora tan solo un espejismo, los amos del valle, los grandes usureros de la ciudad, nos llevan al caos, porque los grandes poderes económicos sólo ven las grandes ganancias que les produce la ciudad. Tenemos trampas mortales en una ciudad millonaria.
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Comunista de toda la vida
- ¿Sigue siendo comunista?
- El que deja de ser comunista, nunca fue comunista.
- ¿Alguna anécdota especial que recuerde?
- Claro, yo hice la plaza Leonardo Ruiz Pineda en San Cristóbal, para ese momento que se hizo esta plaza de la libertad, se trajeron los restos de Pío Gil, un héroe de lengua muy brava, a mi me llamaron para hacer este monumento, pero yo propuse que se les hiciera a tres personajes del Táchira, Peñaloza, Pío Gil y Ruiz Pineda, un monumento a la vista de todos, allí puse un mural enorme con letras doradas, con pensamientos de libertad. Me voy a la casa de Altagracia Ramírez, el padre de Ilich, quien está preso en Francia, le cuento de mi proyecto y me dice uno que me pareció fabuloso, el de Pío Gil: la libertad se conseguirá en Venezuela, cuando el cuero de la silla de Miraflores se haga con el cuero del Presidente de la República.
- ¿Usted ha solicitado que Ilich Ramírez sea trasladado a Venezuela?
- He estado en todas las manifestaciones de apoyo. Todos mis escritos le dan mi apoyo.
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“La Razón dice verdades”
- ¿Es accesible a las entrevistas?
- Cuando usted me llamó para la entrevista, yo consulté con varias personas y me dijeron que La Razón es un periódico sencillo, humilde, objetivo. De verdad, que lo es, creo que hacen mucho, pese a las limitaciones que tienen. Dicen las verdades, eso me gusta, además, a mí me reseñaron en una oportunidad cuando estuve en un grupo pidiendo el regreso de Ilich Ramírez a Venezuela, creo que fue el único medio que lo hizo.
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Proyecto Santa Rosa sigue paralizado
- ¿Qué pasó con los proyectos que tenía para Caracas?
- Allí están. Actualmente estoy en el proyecto del barrio Santa Rosa. Me da mucha pena decir, que cuando Luis Herrera, hicimos tres mil quinientas viviendas en tres barrios y esas casas las hicieron sus propios habitantes, sin compañías constructoras de por medio, con cursos de capacitación, las hicimos en casi seis meses y ahora en este proyecto de Santa Rosa, llevo un año y no se ha comenzado todavía ¿Qué te parece, con esta revolución?, es una crítica, pues, también debo criticar. En Santa Rosa tenemos previsto hacer cerca de cuatrocientas viviendas modulares, pero no ha arrancado esto.
- A mí siempre me preguntan qué hacer, si es para los pobres, para la clase media o para los millonarios, yo diría que para los primeros, superar la pobreza, para los segundos, resolver sus problemas centrales como la vivienda que es su gran tragedia, es decir, vemos un espectáculo dantesco de la macro riqueza y la macro miseria, creando tres rostros bien definidos de la ciudad. Está la ciudad de los millonarios, con súper automóviles, lujosas viviendas, se creen dueños de los arboles, de los pájaros, de las mariposas, que una vez fueron de la ciudad.
- ¿Cuál es su mayor sueño?
- Ver superar la pobreza en este país, ese es mi gran problema. Quiero que un pueblo no se muera de hambre. Muchos pobres dicen estar felices cuando lo tienen todo. Quiero ver cumplido este sueño. El más duro mal que pesa sobre nuestras ciudades es la miseria.
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