ENTREVISTA AL MÉDICO SANITARISTA MARIO ROVERE 2010
de REVISTA RH, el Sábado, 15 de mayo de 2010 a las 11:14
Por Dra. Mariana Filgueira Risso
Jefa de residentes de psiquiatría, Hospital Milstein
mfilgueira@revistarh.com.ar
Un experto de la Salud Pública con profundo espíritu Docente
Mario Rovere es un médico argentino, uno de los mayores referentes de la Salud Pública en Latinoamérica, que ha tenido una fuerte inclinación y preocupación social desde su juventud. Realizó un fugaz paso por las ciencias sociales, que le dio una perspectiva de la salud pública que lo acompaña hasta hoy. En sus inicios incursionó por la pediatría, y cuenta que “mi recuerdo de la práctica clínica es maravilloso… Creo que la salud pública no puede dar esa experiencia vital que da la clínica, pero en cambio lo que sí me lo ha dado es la docencia en Salud Pública”.
Un verdadero maestro, que comparte con enorme generosidad su profundo y agudo conocimiento acerca de la Salud en nuestro país y el mundo.
¿Cuáles son los grandes desafíos en materia de Salud Pública para nuestro país?
Si bien es un tema complejo, me parece que a veces se lo complejiza para hacerlo más inmutable. A través de algunos mecanismos ingeniosos, aquí lo que ha habido es un enorme proceso de estratificación social y una medicina que ha acompañado la estratificación social, dándole una respuesta directa a distintos estratos sociales. Y qué maravilloso es el aparato de ocultamiento de esta verdad a gritos que es que en este país cada uno tiene la salud que puede pagar... o prepagar. Así que esto genera diferencias, no solamente la diferencia que habría entre atenderse en el sector público, privado o de la seguridad social, sino además brutales diferencias adentro de cada uno de ellos. Con lo cual, nosotros hemos normalizado la idea de que hay distintos grados de ciudadanía.
Así que en principio, más allá de cualquier reflexión sobre las cosas que hay que hacer, creo que eso debe darse en un marco de un esfuerzo por explicitar que la Argentina no puede seguir teniendo el sistema de salud que tiene.
Que después cada uno al operar sobre esta construcción, pueda hacer aportes más chiquitos o más grandes es otra historia, pero lo que me parece es que no hay que sumarse a la idea de que es inmutable, porque sumado a la idea de que es inmutable, uno se vuelve involuntariamente coautor de que sea inmutable…
Ahora, en lo pequeño yo creo que efectivamente vale la pena desnaturalizar toda situación en donde uno perciba que hay discriminación, que se establece un estándar diferente para una persona que para otra, por motivos de clase, religión, etnia, nacionalidad… Uno de alguna forma pueda hacer cosas…
Conozco una experiencia de residentes de endocrinología, por ejemplo, que detectan que frente a una situación de un neo de testículo, la norma decía que había que hacer una reserva de esperma, porque había una posibilidad alta de que el paciente se curara, y esta era la práctica correcta por si después de curado quería tener hijos. Pero el paciente era boliviano, y los residentes empiezan a darse cuenta que el servicio empieza a dilatar, a no hacer esta práctica, y fueron los residentes los que se movilizaron y descubrieron que de alguna forma se había creado una discriminación, porque total era boliviano… Entonces, de estas micro discriminaciones a las macro, hay todo un largo camino que si uno construye esto que dice Galeano de “el optimismo de la práctica”, es que también se anima a pensar cambios grandes, porque se operan los cambios pequeños…
¿Cómo evalúa la respuesta que dio el sistema de salud en general en relación a la gripe A, este invierno que pasó?
Yo creo primero, que la gripe A sorprendió y desbordó las posibilidades, las capacidades del sector de salud clásico, porque genero un fenómeno muy complejo…
En general, las epidemias producen efectos disruptivos a nivel social, pero las epidemias que atacan a la clase media peor, y hay pocas circunstancias más complejas que manejar una clase media asustada. Y nosotros lo que hemos vivido es que, lamentablemente, una serie de hechos, por un lado de carácter fáctico, y otros de carácter comunicacional, produjeron una enorme desconfianza. Y como los sectores medios ya vienen con cierta desconfianza respecto del gobierno, resultó difícil construir credibilidad discursiva para decir que se estaba en buenas manos, y en cambio justamente las elecciones y el cambio de Ministro de Salud se producen exactamente con el pico de la epidemia, en una coincidencia absoluta…
Entonces, la Argentina el 28 de junio le decía al mundo que tenía 1.587 casos, y el 3 de julio le decía que tenía 100.000. Y estas pueden ser contradicciones explicables, pero que si se dan en el marco de la desconfianza de un sector social que encima es el afectado, o el que se siente afectado en la epidemia, entonces el problema es más grave.
También me parece que no fue fácil la construcción de consensos profesionales. Creo que los profesionales se dejaron seducir por los medios de comunicación y dijimos cosas muy distintas frente a los medios, lo cual generó más confusión.
Por otro lado, hay un fuerte contraste entre la gripe porcina y el dengue. Casi incluso que el principio de una coincide con el declinar de la otra. Pero la gran diferencia es que el dengue ataca sectores de bajos ingresos, y de la periferia al centro, o sea que empieza en el interior. El caso de la gripe porcina es al revés. Viene bajando de clases sociales, que en términos generales pudieron hacer viajes internacionales, y comienza en Buenos Aires.
Asimismo, ocurrió que como todos los principales canales de televisión, radio, diarios del país, tienen su sede acá en Buenos Aires, comenzó una danza de opiniones de Nación, de Provincia y de Ciudad, diciéndose cosas distintas, a la vez que los medios de comunicación salían a buscar infectólogos, opinólogos, etc., así que llegó un momento dado en que la población empezó a sentir que no creía en nada…
Y al mismo tiempo se instalaron medidas como el uso del barbijo, que si bien es cierto que a uno no le frena la posibilidad de ingreso del virus, también es cierto que se reduce la dispersión de virus. Entonces el barbijo no me protege a mí, pero yo protejo a otros a través del uso de barbijo, y todo eso sumado, da eficacia epidemiológica. Y además, da la sensación a la población de que está haciendo algo!. Y aquí se desarmó el uso del barbijo, incluso se ridiculizó, sin ofrecer nada a cambio… Con lo cual la impresión es que la epidemia se manejó bastante mal.
Para colmo, me parece a mí, al ingresar por los sectores de altos ingresos, ingresó por el sector privado, y el sector privado en la Argentina no tiene vocación, no está preparado ni interesado en atender patología transmisible, ni ser parte del sistema de vigilancia epidemiológica. La incorporación del sistema privado al sistema de la vigilancia epidemiológica va demasiado lenta, porque siempre hay temor de que sea un sistema de control.
Finalmente, la biodiversidad artificial que se está creando con los virus gripales, H5N1, H1N1, gripe aviar, gripe porcina, creo que será el gran tema de la Salud Pública estos próximos años. A pesar de que los médicos los naturalizamos como si fueran caprichos de la naturaleza, lo real es que estas mutaciones se producen, se multiplican y se aceleran como consecuencia de la hiperconcentración del mercado de producción de alimentos: si vos tenés un millón de cabezas de cerdo hacinadas en un predio pequeño, la posibilidad de que el virus mute en un año es tanta como lo que en la naturaleza llevaría 100 años! Entonces yo creo que el tema de los nuevos virus gripales, mutantes, de animales de consumo, que además afecta a los sectores de altos ingresos, que viajan en avión, y producen una serie de fenómenos de alta complejidad, llevará a que probablemente estas pandemias sean las “herederos del HIV”, en términos de salud pública.
¿Cómo ve la situación de la investigación en Salud Pública en la Argentina?
Por un lado veo avances importantes, en la creación de becas para promocionar la investigación por parte del Ministerio de Salud, la Secretaría de Ciencia y Técnica, etc., pero lo que veo con gran preocupación es que la Argentina no ha creado importantes institutos y escuelas de salud pública que permitan tener una planta de profesores e investigadores profesionalizados. Porque para formarse en salud pública, la gente se tiene que autofinanciar, se tiene que pagar una maestría que incluso en el sector público es de comportamiento privado, porque hay que pagarla. Entonces lo que se ve es que la Argentina tiene una esquizofrenia en relación a por qué motivo le parece natural formar recursos clínicos como inversión (un neurocirujano, un neonatólogo, etc.) y no considera una inversión formar gente en salud pública. Es algo muy notable. Y eso hace que los posgrados que trabajan en el borde del autofinanciamiento, tienen profesores horarios, se les paga por la clasesita, a diferencia de cualquier país del mundo (Brasil, Méjico, Colombia) en los que tienen un profesor con dedicación casi absoluta...
¿Qué puede contarnos acerca del fenómeno de migración de los profesionales de la salud? ¿Cuál es la situación de los Recursos Humanos en Salud de nuestro país?
Hay un hecho bastante inadecuado desde el punto de vista internacional, que es el tema de que los países centrales, conscientes del costo que significa la formación de un profesional, y conscientes de la multiplicación de demandas como consecuencia del proceso de envejecimiento, han creado una especie de diástole, de captación de recursos de todo el mundo, produciendo un gran impacto sobre países específicos que se han visto vaciados de recurso humano, sobre todo recurso humano especializado. Y no hay países inmunes a esto, pero hay países que han pagado un precio mucho más caro, sobre todo los países africanos de habla inglesa, por el mundo anglosajón que captó el recurso humano, como también España, Italia o Francia.
Cuando traducimos todo esto a la Argentina, es evidente que en nuestro país no parece fácil encontrar un antecedente de que se haya planificado algo del recurso humano. Lo que parece es que la Medicina ha sido una de las grandes profesiones atractivas para la clase media; los juegos de presiones, intereses, han estado entre limitar o no esta carrera, pero en cierta forma se ha masificado. Quizás no se ha masificado en la necesidad real del país porque hay población sin buena cobertura, sin buen acceso, o sea que no es seguro que al país le sobren recursos humanos, pero tampoco se monitorea con lo cual no sabemos si hay gente que se fue o no se fue. De tal forma que sí sabemos que hay una presencia médica sólida importante, de la más importante de América Latina.
También sabemos que ha empezado a haber carencias específicas dentro de algunas especialidades, algunas absolutamente intencionales como es el caso de la anestesiología, para conseguir mejores condiciones de negociación salarial, y algunas otras especialidades que históricamente eran más sociales se han vuelto también bastante parecidas, como la de los intensivistas pediátricos, los neonatólogos, oftalmólogos. Hay una serie de especialidades que consiente o inconscientemente, intencionadamente o no se están poniendo en carencia en un país en el que hay superávit. Entonces las paradojas son muy fuertes, porque hay algunas patologías como la bronquiolitis, que requieren una atención especializada por un período corto de tiempo, relativamente cerca de su casa, y se encuentran en un segundo y tercer anillo del conurbano sin pediatra… Y así te encontrase con una cantidad enorme de muertes evitables, incluso en chicos eutróficos, que con 48hs de apoyo respiratorio hubieran atravesado la crisis y estarían jugando en el campo. Así que en ese sentido creo que la distribución territorial de los médicos, y la distribución por especialidad de los médicos, tiene fallas muy importantes, que se están agravando, y que necesitan planificación así como discutir el número total de profesionales, etc. y no definir el número total de médicos en función del tamaño de las aulas, que es lo que ocurre muchas veces…
Por otro lado, sé que efectivamente la Argentina necesita una bruta formación en enfermería, de eso no tengo ninguna duda. Y todavía no sé exactamente por qué al plan de enfermería lo mandaron al Congreso; me parece que lo podrían haber hecho directamente desde Nación, y después pasado al Congreso… Pero también hay que tener en cuenta que si la Argentina empieza a formar una cantidad importante de enfermeras con buena calificación, también tiene muchas chances de perderlas. Yo he visto cómo en Santo Domingo el 100% de la promoción, antes de graduarse, ya había firmado contrato, todas se iban a España. O un charter entero de enfermeras de Paraguay para ir a Italia…
Y este fenómeno que estamos viviendo es muy fuerte, no es un fenómeno pintoresco, un poquito, por ejemplo, que más de la mitad del personal del National Health Service inglés son extranjeros!...
¿Tres Posibles para nuestro país en Salud Pública?
Un Posible, que sería de bajo costo y de estricta justicia es reconocer el trabajo profesional, la profesionalización de los trabajadores primarios de salud, particularmente agentes sanitarios y promotores, y ofrecer nuevas herramientas de interculturalidad para esta extendida categoría profesional que no tiene ningún reconocimiento del estado. Y hay gente que ha trabajado ya por 30 años, gente jubilándose, casi sin ningún reconocimiento!… La Argentina tiene que repensar tanta inversión en Planes Jefas y Jefes de Hogar, y valorar más la atención primaria…
Un segundo Posible es el hecho de un país más abierto al diálogo con lo que está pasando en el resto de América Latina. Creo que hay que instalar el tema de la salud internacional ya desde el grado, como parte de la comprensión de los fenómenos que están pasando en otros países, para poder entender los que se dan en la Argentina.
Y el tercer Posible, es que creo que se puede abrir un debate sólido sobre la educación médica en la Argentina, por fuera de la demarcación que hoy pone AFACIMERA (Asociación de Facultades de Medicina de la República Argentina), que es un mecanismo por el cual las universidades privadas le ponen límite a la posibilidad de pensar y de soñar de las universidades públicas. Yo creo que AFACIMERA es lo que algunas técnicas de planificación llaman “un aparato de captura”. Han capturado literalmente la mente de los decanos, no les dejan pensar otras cosas, y crean normas estéticamente muy organizadas, pero que a los fines prácticos para lo único que sirven es para tratar de inhibir que se formen más médicos, o sea, nada más que para controlar el ingreso…